Después de
semejante atracón de festejos y tras unos dias para recuperarse y
reflexionar sobre lo visto en el ruedo de Las Ventas llega el momento
del análisis y las conclusiones.
En una feria
tan larga pasan muchas cosas buenas y malas. Pero en esta de 2016 ha
habido actuaciones heroicas , hechos emotivos y toros bravos.
Roca Rey cortó dos orejas a un toro incierto y enrazado de Mayalde en una faena a puro huevo de quietud y valor. Aquí estoy yo y quiero ser figura. En la confirmación se confirmó como figura arrollando con su valor y la insolencia de quien se siente figura y viene a mandar y a sentarse en el trono. El joven peruano deslumbró y rindió a Madrid.
Roca Rey cortó dos orejas a un toro incierto y enrazado de Mayalde en una faena a puro huevo de quietud y valor. Aquí estoy yo y quiero ser figura. En la confirmación se confirmó como figura arrollando con su valor y la insolencia de quien se siente figura y viene a mandar y a sentarse en el trono. El joven peruano deslumbró y rindió a Madrid.
Gonzalo
Caballero abrió el quirófano después de recibir una grave
cornada casi cantada por su bisoñez y su entrega sin límites. Una
cornada para que le hagan caso de una vez. Se puso con la zurda y con
el viento delante de un toraco manso e incierto y a la primera se la
pegó. Sangre hasta la media manaba del boquete. Aguantando el dolor
pasaportó al bruto y se fue andando al hule sonriendo ante la
admiración del coliseo para el gladiador. Un hecho sobresaliente de
la feria. Una heroicidad.
Luis
David Adame, novillero mexicano fue también corneado unos
días después cuando estaba sometiendo a un montecillo violento e
indómito. Un agujero en la pierna a la altura del gemelo dejaba
escapar un reguero oscuro. Se quedó toreando y bien. Recio, poderoso
y clásico. No le importó el dolor y la estocada en lo alto
tirándose a por todas le pusieron en la mano una oreja de las de mas
peso de la feria. Debut, sangre y gloria. Un torero que llega a
quedarse.
David
Mora volvía a la plaza de la que salió casi cadáver dos
años atrás. Le salió un alcurrucén de ensueño y su faena fue el
bálsamo para aliviar el calvario de operaciones, lloros y
padecimientos. Una faena de las que se sueñan en los frios inviernos
y en los entrenamientos en la soledad del campo. El abrazo con su
salvador, el Doctor Padrós fue de una emotividad infinita. El guión
soñado se cerró en aquel abrazo y en la puerta grande mas emotiva
de la feria. El héroe se llamaba David Mora allá por febrero cuando
reapareció en Vistalegre. Pero este 24 de Mayo el Altísimo le puso
en suerte al toro de su vida para aliviar la desdicha y gozar de la
grandeza del arte de torear. Justo destino. Heroico y emotivo David
Mora.
Héroes fueron
Sanchez Vara, Aguilar y Venegas que se
toparon con una de Saltillo terrorífica. Una corrida de otros
tiempos, con aire de currada o movida. Imposible torear. Solo salir
indemne era la gloria. Como un bombardeo de aviación. Allí
estuvieron los sin nombre pasando amarguras y miedo en crudo. Entre
ellos Adalid se la jugó en torero en
dos pares para quitarse el sombrero. Un torerazo de plata. O Cesar
del Puerto que paró y bregó a otra fiera criminal. Con un
salario que apenas pagaba el bocadillo aquellos actuantes del 31 de
Mayo se jugaron la vida ante las fieras más montaraces y asilvestradas vistas en
Madrid en muchos años. La grandeza de ser toreros y salir andando a
cenar como si no hubiera mañana. Sin fama y sin gloria pero laureados como los gladiadores.
Sin lloriqueos, sin
gestos y sin aspavientos salían andando de la plaza con la cabeza
bien alta cual legionarios regresando del frente. Que imagen,
señores.
Y Javier Castaño completó el cuadro de honor con su gesta de volver del cáncer a los miuras. Hinchado por el veneno de la quimio se enfrentó a dos miuras como catedrales con el mismo oficio y valor de siempre. Volver de la oscuridad a la luz de las arenas con el miura esperándole. Se agarró a la vida y al toro sin aspavientos y en silencio. Con humildad y con valor de hierro. La voluntad y el esfuerzo. Grande Javier y su gesta. Para no olvidarlo..para cantarlo.
Y Javier Castaño completó el cuadro de honor con su gesta de volver del cáncer a los miuras. Hinchado por el veneno de la quimio se enfrentó a dos miuras como catedrales con el mismo oficio y valor de siempre. Volver de la oscuridad a la luz de las arenas con el miura esperándole. Se agarró a la vida y al toro sin aspavientos y en silencio. Con humildad y con valor de hierro. La voluntad y el esfuerzo. Grande Javier y su gesta. Para no olvidarlo..para cantarlo.
Y entre todas
estas gestos, torneos y ordagos a la muerte se vieron muchos toros
bravos en esta larga feria aunque desperdigados en el largo serial.
Uno de Montealto al que Bautista cuajó con su elegancia seca. Un
“Ojibello” de El Torero, bravo y bueno. De El Ventorrillo hubo
uno al que Morenito muleteó espléndido al natural. El Malagueño de
Alcurrucén, de vuelta al ruedo. “Dalia” de Victoriano del Rio de
nobleza y clase superiores permitió a Manzanares la faena de la
feria y de su vida. Un victorino sacó la cara para defender el
nombre de su dueño. Tabernero de Miura al que Rafaelillo no acabó
de exprimir. Y Camarín de Baltasar Ibán que para mi fue el más
bravo y codicioso de la feria. De una ganadería muy brava salió el
mas bravo.
Además hubo
muchas cosas más en la feria que no cabrían aquí. Pero de héroes
y toros bravos ya hemos dicho cosas. Y en estos tiempos de
blandengues, mascotas y pasteleo es justo hablar de fieras bravas y
hombres de verdad.
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