¿Por donde empezamos? ¿ Y ahora que decimos?
Cuesta trabajo ponerse a escribir después del día 12 de Octubre de 2025. Un día que ya ha pasado a la historia del toreo. Tantas emociones juntas en tan pocas horas son difíciles de asimilar y ordenar. Podrían escribirse varias crónicas y no acabaríamos de contar lo que nuestros ojos vieron ayer. También podría uno callarse y no decir nada y sumergirse en el placer de lo gozado. Pero escribir de toros un día como hoy es un deber. Vamos a ello.
Anoche en los bares y tertulias después de una jornada tan intensa había congoja, alegría, desesperanza y añoranza. Los aficionados se habían quedado cortocircuitados. Una especie de éxtasis mental. Emociones que no dejaban pensar y pensamientos que capaban la emoción. Algo muy extraño y difícil de explicar. El sentir general era un torbellino de sensaciones contrapuestas.
Y es que Morante de la Puebla se acaba de retirar del toreo después de tres décadas en activo. Él había diseñado meses atrás esta jornada. Festival por la mañana y corrida de la hispanidad por la tarde.
Ideó hacerle una estatua al maestro Antoñete. Siendo de Sevilla tuvo que hacerlo él porque aquí en su "Madrid" nadie tuvo la decencia de hacerle un festival o una estatua a su memoria. Para ello animó a figuras retiradas a actuar. Y confeccionó un cartel que nos hacia soñar cuando lo vimos anunciado. El mismo Morante tiró de la sábana para descubrir la estatua de Chenel un día antes del magno evento.
Abrió la mañana, Hermoso de Mendoza; que pasó de puntillas por la poca codicia de su novillo. Y vimos a Curro Vázquez a sus 74 años dar una lección de toreo clásico, elegante y asolerado. Una excelsa faena que encendió la mecha de un día inolvidable. Vimos la hombría Frascuelo con casi 80 años. Volvió César Rincón. Con su raza de gran figura. Con la distancia. Con la ligazón en un palmo. Con la suerte cargada. Exhibición de poderío, dominio y el gusto que dan los años.¡ Qué primor! El Cesar de Madrid en su plaza. Emociones y recuerdos de un tiempo glorioso. El toreo de verdad estaba escondido en el baúl de los viejos toreros. Y salió el maestro Ponce. Y nos dejó una primorosa faena de temple, suavidad y elegancia. Una exhibición de torería y técnica prodigiosas. Una vez mas. Magistral.
Y Morante con un toro blanco de Osborne, como aquel que inmortalizó Antoñete en 1966 empezó su largo día exprimiendo lo poco que tuvo el ensabanado. Detalles y fogonazos de arte. No le ayudó como a sus compañeros el animal. Garcigrande había traído buenos novillos que fueron aprovechados por los maestros.
La novillera Olga Casado tampoco desmereció y tuvo una buena actuación aunque ya volvíamos de repente al toreo moderno. Solo es una niña y apenas tiene bagaje. Salir después de esos colosos y poder brillar ya fue un triunfo. Al final Olga, Curro Vázquez y Cesar Rincón salieron en hombros a la calle Alcalá por la PG. Y borrachos de toreo salieron los mas de veinte mil espectadores que abarrotaron la plaza yendo a buscar un trago para aclarar las voces fundidas en olés de pasión. Cuantas ronqueras y gargantas exhaustas y manos echando humo de aplaudir... Allí habían sucedido muchas cosas extraordinarias, muchísimas. Y en solo tres horas las lágrimas habían corrido por muchas mejillas.
Quedaba la tarde. La corrida de la Hispanidad. Había también un apetecible menú que presagiaba alta emotividad. Don Fernando Robleño hacia su último paseíllo tras veinticinco años de batallas heroicas. En el foro de Roma entregaba su escudo y su espada el último gladiador. Le tocó un bravo y repetidor toro en quinto lugar y le cortó una oreja. Sus hijos le tijeretearon la coleta y la vuelta fue apoteósica. Honores para un soldado del toro más duro.
Había confirmado la alternativa un tal Sergio Rodríguez. Muy verde y sin atisbos de mucho futuro. Brindó a una señora política antes de hacerlo a los dos veteranos maestros que estrenaban su adiós. Nunca en la historia había pasado. Poca sesera y nula torería. La modernidad indocta toreando y brindando. Que lástima de horizonte.De la alegría a la congoja en segundos. En los medios, en soledad se quitó el añadido y brindó al cielo. Llorando se vino a las tablas, roto y vacío. Nos habíamos quedado huérfanos en un minuto. Sin saberlo, sin esperarlo. Morante se acababa de retirar del toreo. Algo que se intuía cercano pero no ayer. Los genios son así. Sin giras de despedida y sin publicidad barata. En soledad y en silencio. Sin que nadie le ayudara a desbaratar la castañeta. Salió su dolor, su vacío después de tanto entregado. El hombre roto por una cornada en la cabeza y años de profesión.
Se va José Antonio. Le sacaron a empujones y a voces de la plaza en la salida en hombros mas triste que recuerdo. Aplastado, empujado y ultrajado como a un vil muñeco. Esa neo gentuza impostora. que hay que echar a palos de una vez. Mas tristeza en el trágico adiós.
La cara del maestro era un poema. Se iba sin sonrisa y con el traje hecho jirones. Un triste final para un día inolvidable. No podíamos creerlo. Al salir de la plaza ya estábamos huérfanos. Se nos venia encima el solar que deja Morante con su marcha. Ahora mas que nunca la realidad nos cayó como una losa. Y después de la mañana de los viejos rockeros mas aun. Ponce, Juli, José Tomás, Rincón y ahora el de la Puebla ya se fueron para siempre. Atisbamos un futuro poco atractivo. Nos aterra no volver a esperar a Morante. Nos hunde lo que queda y lo que se va. Solo pensarlo produce frio.
Morante nos regaló un día soñado para los que amamos el toreo. Nunca olvidaremos su generosidad y su legado para esta Fiesta tan maltratada. Y tampoco olvidaremos que hay otras formas de torear que estaban enterradas en el tiempo pero que a muchos nos enamoraron de este arte sin igual. Ayer por la mañana tuvimos una sobredosis de mejores tiempos pasados.
Maestros: Hacer feliz a la gente toreando es algo grandioso. Gracias por ello!!
Hasta siempre D. José Antonio Morante Camacho. Usted ya es Historia del Toreo.
Morante de la Puebla torero eterno....
Generosidad, Felicidad y Amor son palabras bonitas de escribir pero más bonito es hacer sentir estas tres palabras en un solo día con constantes actos. Gracias a Morante por aunar todo eso en su persona y en sus actos. Ya lo dijo el,Morante pasará, pero la Tauromaquia sigue y seguirá.
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