viernes, 18 de marzo de 2022

JOSE TOMAS Y SUS BOLOS PROVINCIANOS

 

Leo por ahí que José Tomás ha colapsado las webs y que miles de incautos ingenuos se han frustrado en sus pantallas de ordenador sin poder coger una entrada para ver al "monstruo" en su nuevo montaje de Jaén.

Resulta que el 12 de Junio el de Galapagar se ha montado un bolo para matar 4 toritos escogidos en una plaza de provincia, amable sin exigencia. Los incondicionales, los del gyn tonic, los del postureo y los que han oído que ese torero es un mito han corrido despavoridos a coger una habitación de hotel y una entrada para el "histórico evento".

Colapso inmediato. Hoteles sin plazas en pocas horas en Jaén y alrededores. Lo cierto es que José Tomás lleva cuatro temporadas sin vestirse de luces. Desde aquella tarde del corpus en Granada de 2019. Han pasado muchas cosas desde entonces. Una pandemia casi mortal para la tauromaquia. Y José Tomás sin aparecer. Torear con restricciones y con dineros a la baja no le interesaba. Otros han tirado del carro toreando por poco salario para mover los espectáculos y recuperar un poco el sector. Ahora que parece que se puede llenar una plaza sin limitaciones es cuando el místico se anuncia un bolo, ya sin comparsa, con cuatro toritos escogidos. La propaganda le alaba sin atisbo de crítica a su fuga de tres años y su desinterés cuando no había pasta.

Resulta curioso que otros toreros si han arrimado el hombro en estos dos duros años para el toreo. Han dado la cara matando cinqueños viejos en plazas de primera, las pocas que pudieron abrir las puertas. Con plazas a la mitad de aforo y sueldos a la mitad también. Las limitaciones de aforos no eran rentables para los bolos del torero madrileño. Tampoco se ha pronunciado para apoyar los toros en ningún medio ni red social. Este señor no habla con la prensa ni con el aficionado. Desaparecido y distante siempre. Se ha creado una imagen de mito viviente y silencioso.

Lo de competir con compañeros desde hace décadas ya no existe. Pisar plazas de primera tampoco. Torear con toreros que aprieten menos. Gestos con ganaderías distintas nada de nada. La televisión tampoco va con él. Solo le interesa hacer una buena bolsa en montajes diseñados por él. La ciudad que elige recibe como a un mesías su presencia. Restaurantes y hoteles se preparan para hacer las cajas del siglo. Eso es un beneficio para esas gentes que sufren ya desde hace demasiado tiempo, carencias y zozobras. Y este hecho es muy positivo. La ciudad que elige para torear es bendecida con una lluvia de millones.

Pero taurinamente estos "eventos" son una farsa. José Tomás hace años que se desligó de la competencia y la responsabilidad de una figura del toreo. Que lo fue y muy grande. Sus mejores años quedan ya muy lejos y siguen siendo recordados con admiración y reconocimiento unánime. Pero esto no es mas que un recuerdo de lo que fue y ya no es, ni podrá ser. José Tomás solo calibra la manera de llenar la andorga con estos montajes provincianos. Sabe que habrá legión dispuesta a pagar un dineral por ver una corrida preparada y cómoda para una apoteosis. Los peregrinos lo magnificarán todo y harán su postureo fardón sin saber que han caído en una trampa. Y luego vendrá la ausencia y la desaparición hasta el próximo evento. Misterio y silencio. Y los doctrinos esperando de nuevo para peregrinar a ver un torero disminuido en facultades y compromiso profesional. 

José Tomás fue un grande entre los grandes. Aquellas tardes de Madrid entre 1996 y 2008 han pasado a la historia. Pero esto de ahora es otra cosa. Algo muy menor y con un claro objetivo económico para él.

Siempre quedarán "afissionaos", nostálgicos, acérrimos tomasistas e ignorantes que harán peregrinajes a provincias allí donde su "dios" se anuncie con un auto bolo amable. Y a estacazo en la cartera.

Luego hay muchos aficionados que ya no acuden a esas llamadas del chamán. A muchos no les convence este tinglado que lleva ejerciendo desde hace mas de una década. El negocio del siglo. Hay gente pa tó.

Lo que está claro es que Morante está dando la cara en todas las ferias y este señor no. Enrique Ponce dió la cara en el peor año de la historia para el toreo (2020). Por eso hay gente que ha perdido la ilusión por verle. Otros irán donde sea para aplaudir todo. Parece que esos no le vieron cuando había que verle con el toro de verdad y en las plazas de primera. Cualquier tiempo pasado fue mejor...o peor...quien sabe...