jueves, 5 de diciembre de 2019

LUIS FRANCISCO ESPLA: EL MAESTRO TOTAL.




Hoy hacemos un recuerdo breve al gran maestro en tauromaquia, D. Luis Francisco Esplá Mateo. Nacido en Alicante (1957). Matador de toros. Estudioso de Bellas Artes, pintor, fotógrafo, melómano, cazador, conferenciante, lector, humanista y amante del conocimiento. Y sobre todo; artista. Ha cincelado obras de arte durante toda su vida con los trastos de torear y los pinceles.

Ya en su tierna infancia respiró el ambiente taurino por los cuatro costados. Su padre, Paquito Esplá o “Curro Ortuño”, fue un famoso novillero . Tras retirarse fundó una escuela taurina en Alicante. Y allí fue donde empezó a forjarse como torero. Irrupción novilleril fulgurante ya que debutó con caballos en Tenerife con dieciséis años. Exitoso y aventajado novillero que con solo 18 años recibió la alternativa en Zaragoza en 1976 de manos de Paco Camino.

Durante 33 años en activo Esplá se consagró como un maestro total del toreo. Estudioso de las viejas suertes caídas en el olvido de los siglos. Resucitó quites, adornos y lances ancestrales. Gran observador, activo e intuitivo en cada instante de la lidia. Exploró más allá de la técnica y la práctica para convertirse en un torero intelectual y en continua evolución en su relación con el toro y el espectáculo. Con una preparación física portentosa propia de un atleta . Conocedor como nadie del animal y sus terrenos. Perfecto e inteligente lidiador. El mejor de su tiempo. Se convirtió en un toreo enciclopédico, poliédrico, único, original y con una personalidad irrepetible. Estilo clásico con un capote esplendoroso y variado en quites y recortes. Engrandeció el segundo tercio convirtiéndose en el mejor banderillero de su época y de muchas. Pureza, habilidad, valor y decisión, con los rehiletes. Llenando el escenario como no se ha vuelto a ver. Se aplicó con la muleta hasta su última tarde con un estilo antiguo, serio, poderoso y clásico. La torería máxima.


Sus vestidos dieciochescos recargados de bordados, anchas hombreras, chaquetillas generosas eran el viaje en el tiempo a los viejos grabados taurinos de siglos anteriores. La montera calada en las faenas. La suerte suprema a recibir. Los galleos, adornos afarolados, pares por los adentros, giros y recortes con los rehiletes. Los cambios de mano. La gracia levantina. El desparpajo. La sonrisa pícara del que todo lo sabe. Sellos únicos de la tauromaquia de un genio.
Su carrera estuvo marcada durante algunos años por el cartel de banderilleros que fue imprescindible en todas las ferias. La Plaza de Madrid fue para él como una novia. Amor reñido. Pero amor correspondido. Noventa tardes en Las Ventas. Cuatro puertas grandes. Quince orejas cortadas y multitud de lecciones magistrales dictadas en el templo del toreo. En junio de 1982 participó en la denominada “corrida del siglo”, con una memorable actuación que pasó a la historia y en la que ató el corbatín en un pitón del toro en pleno éxtasis triunfal. En 1999 su faena a “Portillo” de Victorino Martín fue un prodigio de valor e inteligencia lidiadora. Los victorinos marcaron su carrera en esta y en muchas plazas. Su obra más grandiosa fue la de su despedida de los ruedos el 5 de Junio de 2009 en la capital del reino. “Beato” de Victoriano del Rio, un enorme y bravo toro; propició la realización de la faena de su vida. Un canto al clasicismo del toreo de siempre. Una joya para la eternidad. Esplá se fue a lo grande dejando un capítulo de emoción y magia en la Historia del Toreo.


Hijo de torero, hermano de torero; Juan Antonio. Padre de Alejandro, al que doctoró en Alicante en 2010 en una reaparición especial. Como lo fue la de 2016 en el coliseo romano de Arles. Francia siempre fue afición predilecta para él. Recibió el encargo de Juan Bautista de pintar el ruedo en la tradicional corrida goyesca y acabó sucumbiendo a la tentación de torear de nuevo en público. Aquel dia volvimos a ver al viejo maestro en plenitud en una tarde épica.






Retirado en su finca alicantina de ”La Taifa de Jorba”, en plena montaña levantina, Esplá disfruta del descanso del guerrero entre lienzos, plantas y recuerdos. No hizo del toreo el eje exclusivo de su vida. Fue más allá. La inquietud por el arte y el saber han ocupado sus espacios vitales tanto como el toro. Su pintura expresionista es buen ejemplo de ello. Ha expuesto desde hace décadas en España y Francia destacadas obras no exclusivamente taurinas. Menciones a su cartel de la Beneficencia madrileña de 2013, la carteleria de Beziers en 2018 o la ya citada de Arles. Las luces mediterráneas de su Alicante, inspiran sus creaciones expresionistas que cotizan al alza por su calidad y depurado estilo. Esplá recibió la medalla de oro de las Bellas Artes en Jerez en 2009.
 
Defensor de la tauromaquia con el verbo y la razón como hizo en 2010 en el parlamento catalán en una jornada de infausto recuerdo y en multitud de conferencias magistrales. Es un honor escucharle y aprender de un Maestro. Muchas gracias por tantas tardes de gloria y por defender la tauromaquia y la creación artística con tanto celo.

Larga vida al Maestro Don Luis Francisco Esplá.