Hoy hacemos un recuerdo breve al gran maestro en tauromaquia, D.
Luis Francisco Esplá Mateo.
Nacido en Alicante (1957). Matador de toros. Estudioso de Bellas
Artes, pintor, fotógrafo, melómano, cazador, conferenciante,
lector, humanista y amante del conocimiento. Y sobre todo; artista.
Ha cincelado obras de arte durante toda su vida con los trastos de
torear y los pinceles.
Ya
en su tierna infancia respiró el ambiente taurino por los cuatro
costados. Su padre, Paquito Esplá o “Curro Ortuño”, fue un
famoso novillero . Tras retirarse fundó una escuela taurina en
Alicante. Y allí fue donde empezó a forjarse como torero. Irrupción
novilleril fulgurante ya que debutó con caballos en Tenerife con
dieciséis años. Exitoso y aventajado novillero que con solo 18 años
recibió la alternativa en Zaragoza en 1976 de manos de Paco Camino.
Durante
33 años en activo Esplá se consagró como un maestro total del
toreo. Estudioso de las viejas suertes caídas en el olvido de los
siglos. Resucitó quites, adornos y lances ancestrales. Gran
observador, activo e intuitivo en cada instante de la lidia. Exploró
más allá de la técnica y la práctica para convertirse en un
torero intelectual y en continua evolución en su relación con el
toro y el espectáculo. Con una preparación física portentosa
propia de un atleta . Conocedor como nadie del animal y sus terrenos.
Perfecto e inteligente lidiador. El mejor de su tiempo. Se convirtió
en un toreo enciclopédico, poliédrico, único, original y con una
personalidad irrepetible. Estilo clásico con un capote esplendoroso
y variado en quites y recortes. Engrandeció el segundo tercio
convirtiéndose en el mejor banderillero de su época y de muchas.
Pureza, habilidad, valor y decisión, con los rehiletes. Llenando el
escenario como no se ha vuelto a ver. Se aplicó con la muleta hasta
su última tarde con un estilo antiguo, serio, poderoso y clásico.
La torería máxima.
Sus vestidos dieciochescos recargados de bordados, anchas hombreras, chaquetillas generosas eran el viaje en el tiempo a los viejos grabados taurinos de siglos anteriores. La montera calada en las faenas. La suerte suprema a recibir. Los galleos, adornos afarolados, pares por los adentros, giros y recortes con los rehiletes. Los cambios de mano. La gracia levantina. El desparpajo. La sonrisa pícara del que todo lo sabe. Sellos únicos de la tauromaquia de un genio.
Su
carrera estuvo marcada durante algunos años por el cartel de
banderilleros que fue imprescindible en todas las ferias. La Plaza de
Madrid fue para él como una novia. Amor reñido. Pero amor
correspondido. Noventa tardes en Las Ventas. Cuatro puertas grandes.
Quince orejas cortadas y multitud de lecciones magistrales dictadas
en el templo del toreo. En junio de 1982 participó en la denominada
“corrida del siglo”, con una memorable actuación que pasó a la
historia y en la que ató el corbatín en un pitón del toro en pleno
éxtasis triunfal. En 1999 su faena a “Portillo” de Victorino
Martín fue un prodigio de valor e inteligencia lidiadora. Los
victorinos marcaron su carrera en esta y en muchas plazas. Su obra
más grandiosa fue la de su despedida de los ruedos el 5 de Junio de
2009 en la capital del reino. “Beato” de Victoriano del Rio, un
enorme y bravo toro; propició la realización de la faena de su
vida. Un canto al clasicismo del toreo de siempre. Una joya para la
eternidad. Esplá se fue a lo grande dejando un capítulo de emoción
y magia en la Historia del Toreo.
Hijo
de torero, hermano de torero; Juan Antonio. Padre de Alejandro, al
que doctoró en Alicante en 2010 en una reaparición especial. Como
lo fue la de 2016 en el coliseo romano de Arles. Francia siempre fue
afición predilecta para él. Recibió el encargo de Juan Bautista de
pintar el ruedo en la tradicional corrida goyesca y acabó
sucumbiendo a la tentación de torear de nuevo en público. Aquel dia
volvimos a ver al viejo maestro en plenitud en una tarde épica.
Retirado en su finca alicantina de ”La Taifa de Jorba”, en plena montaña levantina, Esplá disfruta del descanso del guerrero entre lienzos, plantas y recuerdos. No hizo del toreo el eje exclusivo de su vida. Fue más allá. La inquietud por el arte y el saber han ocupado sus espacios vitales tanto como el toro. Su pintura expresionista es buen ejemplo de ello. Ha expuesto desde hace décadas en España y Francia destacadas obras no exclusivamente taurinas. Menciones a su cartel de la Beneficencia madrileña de 2013, la carteleria de Beziers en 2018 o la ya citada de Arles. Las luces mediterráneas de su Alicante, inspiran sus creaciones expresionistas que cotizan al alza por su calidad y depurado estilo. Esplá recibió la medalla de oro de las Bellas Artes en Jerez en 2009.
Larga
vida al Maestro Don Luis Francisco Esplá.
Hola! Leí un antiguo artículo suyo (febrero 2018) en el que lo único que no comparto es que no de su nombre. Me encantaría hablar con usted en privado sobre el tema. Mi correo es anlopezco@gmail.com
ResponderEliminarSaludos!