martes, 8 de octubre de 2019

ANTONIO FERRERA: TRIUNFO APOTEOSICO EN OTOÑO


Calmados ya los ánimos exaltados y después de reflexionar unos días es tiempo de analizar la encerrona de Antonio Ferrera del sábado 5 de octubre en Las Ventas.
La apuesta del torero de Badajoz era un auténtico reto. La corrida estuvo bien presentada. Hubo toros con gran trapío. El toro de Madrid.
La primera mitad fue mas gris. No sirvió el primero de Alcurrucén, manso y con genio. Ferrera correcto y queriendo. El segundo de Parladé grandón y noblón se dejó aunque sin humillar. La faena fue aseada con una buena tanda al final. La espada hizo volar una posible oreja. El tercero de Adolfo esperaba y le costaba pasar. En banderillas Fernando Sánchez puso un par antológico de poder a poder. De los mejores del año. Con este no se dio coba y se lo quitó de en medio tras unas probaturas a izquierdas. Hasta aquí intentó ser variado en quites y hacer cosas nuevas. Esa nueva línea de improvisar lances basados en movimiento y originalidad mas que en quietud y ortodoxia.
Al salir el cuarto la tarde iba un poquito cuesta arriba. Este era un torazo de Victoriano del Rio encastado y bravo y con gran poder. Pedía mando, muleta adelantada y mucha disposición. Ferrera no acabó de entenderlo ni en distancias ni alturas. Le costó adelantar la muleta para torear y mandar. Prefirió el toreo abandonao y dejar la muleta muerta y el cuerpo desmayado. Pero el victoriano no pedía eso. Rematar los muletazos por arriba terminaron de darle la victoria al toro y arruinar la faena. Aun así puso entusiamo y voluntad pero no acertó y dio la sensación de que se le había ido un gran toro para levantar la tarde.

El quinto de Domingo Hernández fue un toro muy encastado. Humillaba y acometía alegre. Con el capote otra vez Ferrera estuvo brillante. José Chacón puso otro gran par para el recuerdo saliendo con inmensa torería para después llevar al toro cosido a su capote media plaza. Un primor; así como su brega al segundo suave y medida. Torero y perfecto. Aquí Ferrera  equivocó terrenos y distancias. La muleta retrasada y la tónica de toda la tarde de mover las piernas en demasía y adelantar poco los trastos para traerse toreadas las embestidas dejaron la faena en algo menor. Hubo pasajes y remates muy buenos. Volvió a dar la sensación de dejar medio toro por exprimir. La estocada entera en el sitio le dieron una oreja que era oxígeno para seguir soñando.
Y el mejor toro para disfrutar y triunfar salió en sexto lugar. Un colorado de Victoriano del Rio alto y grande. Pero era un dulce. Antonio aquí se vació del todo y sacó lo mejor de si mismo y de veinte años de profesión. La lidia completa de principio a fin. Soberbio.

Portagayola, larga cambiada para quitar del caballo, quite de oro, un par al quiebro en el tercio que fue sublime, el único de la tarde, en dia de grandiosos pares. Y la faena justa, medida y espléndida. Inspirado en remates y cambios de mano. Esta vez si lo llevó cosido y ligado con temple y muñeca. La plaza por fín explotó como el toreo de Ferrera. Un auténtico manicomio la plaza con la noche ya encima. Detrás de la espada se fue con todo el corazón a buscar la puerta grande. Una media estocada y dos descabellos lo dejaban todo en el aire pero Madrid se volcó en la petición y cayó la oreja que abría la PG.


Emociones desatadas en una apoteósica salida en hombros. Una tarde de gran entrega, derroche físico y derroche de ganas y entusiasmo. Brillante, variadísimo y original con el capote. Con la muleta abusó de las piernas mas que del toreo fundamental. Movidito mas que quieto. Muleta mas pendiente del remate que del dominio. Pases mas cortos que largos. Tal vez por eso no acabó de cuajar al 4to y 5to. Con el "bombon" sexto lo bordó de cabo a rabo. La espada tampoco anduvo fina.


Una buena tarde de toros que contó con un casi lleno y un clima ideal para hacer el toreo. No fue la tarde memorable que se esperaba en orejas y/o rabos. La puerta grande fue justita si nos alejamos del triunfalismo.
Esto va de emociones dicen. Muchos se emocionaron . Otros no tanto. Respeto máximo a una tarde seria y generosa de Antonio Ferrera. Lo que mandan los cánones quedó eclipsado por lo accesorio y los detalles. Hubo mucho envoltorio y poco contenido. Mas garipolas que sustancia y hubo toros para liarla toreando. Tal vez el mismo Ferrera hace unos años hubiera cortado cinco o seis orejas. Pero pesan los años y las cornadas al viejo maestro pacense. Lo que aun está intacto es su raza, entrega y valor para matar seis toros en Las Ventas y eso merece el mayor de los respetos y un merecido reconocimiento. Admirable su carrera y su trayectoria. Eso sin discusión. Lo demás es discutible...

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