Con tan solo quince años tomó la alternativa en Nimes en 1998. De novillero ya arrasó como niño prodigio en todas las plazas del mundo. Fue un superdotado del toreo desde la infancia. Un torero de los que nacen cada medio siglo teniendo el toreo en la cabeza siendo un niño.
Torero taquillero y fenómeno de masas en sus comienzos alcanzó la cima y de allí no ha bajado en veinticinco años. Conquistó todo y en todo el planeta taurino. Figura de época. No fue un camino fácil. La presión de llevar tanto peso y tantos años ha sido admirable. Cornadas duras, agrias críticas y máxima exigencia fueron una prueba de resistencia y superación.
Aun así Julián superó las adversidades y mantuvo siempre un alto nivel de regularidad. Gracias a su desmesurada y loca afición y a la entrega absoluta para el toro consiguió superarse hasta el último día.
La técnica magistral, su valor y su poder mandón han sido constantes y ha dejado cientos de faenas para el recuerdo. Torero super inteligente y preclaro. Dominador de todas las suertes. Dando la cara en las primeras plazas año tras año. Y con la raza de figurón. Esa raza que ha sacado en las tardes de compromiso y máxima competencia. La casta de figura y el amor propio para no dejarse ganar la pelea.
Un superdotado con actitud de guerrero. Así labró una carrera en la cumbre con unos números inalcanzables. Superó cornadas muy duras y fantasmas. Siempre con la presión de defender su lugar en lo alto del toreo. Y así cinco lustros. Impresionante y aplastante.
Así lo demostró hace unos pocos días en Salamanca, donde se despidió en una exhibición de todas las virtudes que siempre tuvo. Cortó un rabo después de lancear, banderillear y torear a placer a un toro de Matilla. Su compañero López Chávez que también se despedía llevaba cuatro orejas y El Juli no se quería quedar atrás. Actitud de figura hasta el último día.
El sábado en Las Ventas abrió la puerta grande. Una puerta que le costó demasiado en su carrera y que también le birlaron varias veces o se cerró otras por su fallo a espadas. No era el día de echar la lupa. Con dos toros que tenían poco demostró por última vez su dominio de las distancias, las alturas, los toques y los terrenos. Le premiaron con dos orejas de un toro. Pero la tarde fue suya. Estupendo con el capote en su primero. Y con la muleta preciso y poderoso. Esta vez mató a ambos de estocadas aceptables aunque la ejecución fue con el famoso "julipie" que no ha sido capaz de corregir y evidencia que esta suerte no la ha dominado como otras. Un defecto entre muchas virtudes que ha pagado perdiendo triunfos históricos. En esto y en todo en la vida; nadie es perfecto.
Ayer en Sevilla y con dos toretes escasos de todo otra vez se mostró sobrado y entregado a tanto reconocimiento. A porta gayola se fue a recibir a su último toro. Otra lección de hombría.
Sus críticos le han ninguneado su tarde de Madrid. Y su trayectoria. Las redes y algunos listillos juntaletras le han despreciado hasta su último día. Vómitos de odio y desprecio a un torero de época admirado por sus compañeros. Contar las puertas grandes y calibrar su valor es de ser un ignorante y un sectario. La admiración unánime de los toreros es la que cuenta. Y también la del público que paga y que tantos años ha hecho disfrutar. Se va una leyenda del toreo moderno. Junto a Enrique Ponce, el toreo de esta época. Le echaremos de menos. Los empresarios también. Deja un hueco que nadie parece llenar a corto plazo.
Ahí ha quedado una carrera longeva y repleta de hitos. El que pueda, que le iguale. Así son las cosas.
25 años de gloria, sangre, alegrías y dureza han quedado escritas en la historia del toreo. Se ha ido EL JULI. Solo queda dar las gracias por tantas tardes en las que nos emocionó a los aficionados. Larga vida y buen descanso al guerrero de Velilla de San Antonio.
Adiós Maestro!
Muchas gracias Javi!!! eres un maestro!!!
ResponderEliminar