Existe un lugar perdido en el océano Atlántico donde el toro es el rey. Dentro del archipiélago de las Azores destaca una isla; Isla Terceira.
Sorprendente que un isla situada a 1400 kms. de Lisboa cuente con casi una veintena de ganaderías de bravo.
La explicación se encuentra en la historia. Allá por 1580 vinieron toros de Portugal;de la zona de Oporto y del Alentejo. En 1581 el Rey Felipe II trató de tomar la isla , en la batalla de Salga y los soldados españoles fueron recibidos con toros bravíos.
Desde entonces los toros han poblado esta pequeña isla de no mas de 30 por 20 kilómetros.
Son famosas sus touradas. Los toros da corda. Más de doscientos espectáculos al año desde mayo a octubre, de forma diaria. Cada pueblito echa sus toros por las calles en una tradición llena de encanto y afición. Una seña de identidad inequívoca de la cultura de unas gentes apacibles y amables. Gentes sencillas, muy hospitalarias y de trato afable, disfrutan y rivalizan sanamente con sus festejos locales.
Ricardo Catita, gran torero luso. |
Muchos, mayores y jóvenes echan pie a tierra para quebrar o sentir embestidas acechantes sin más pretensión que la emoción y la felicidad.
Una representación constante de la cultura taurómaca, de la tradición adaptada a la personalidad de sus gentes.
Los ganaderos cuentan con unos pastos de verde encendido y gran humedad para criar a sus toros entre hortensias gigantescas y vegetaciones pseudotropicales. Fincas cercadas con muros de piedra negra y porosa que delata su origen volcánico de las entrañas del Atlántico. Cuidan sus animales con esmero y personalmente, sin usar caballos. Tentaderos tapizados de fina y húmeda hierba, abundan por cada rincón. Cuidados con sencillez y buena fachada. Olor taurino con personalidad azoreña. Lo nunca visto. Privados o públicos. Santuario de las famosas tientas comentadas del mes de Octubre donde vienen matadores del continente a tentar ante la ausencia de toreros residentes. En dichas tientas, afamados aficionados lusos explican las labores de tentadero con asistencia masiva, gratuita y entusiasta de los isleños. Una maravilla de respeto y adoración al toiro...
Es una sorpresa tras otra conocer ganaderías prestigiosas y sus dueños y vaqueros que rezuman sosiego y algo de timidez con el forastero. Pero amabilidad y generosidad.
Cuando llega San Juan se celebran las famosas "sanjoaninas", corridas de toros en el majestuosos coso de Isla Terceira, en Angra do Heroísmo, la capital. Un coso de 1870 que fue destruido por el terremoto de 1980 y vuelto a inaugurar en 1984. Junto a ella , los terceirenses han honrado a su "toiro bravo", con una estatua de tres toros. La más grande del mundo en honor a este animal. Un ejemplo más del culto al toro de estos portugueses perdidos en la mar.
Las corridas a pie, al estilo español se fusionan con arte del rejoneo y con las famosas pegas de forcados. A finales de Junio pasan por aquí afamados matadores taurinos primera fila.
La tertulia terceirense fundada 1966, por 31 socios, coordina, gestiona y aglutina la actividad taurina de toda la región. Han sido capaces de hacer un congreso mundial de ganaderos de toros bravos de alto nivel y granado elenco.
Sorprendente descubrimiento que permanece como un reducto olvidado y oculto en el toreo mundial. Y es que las Azores son un paraíso perdido. Un rincón del mundo de excelente clima, de envolvente naturaleza, gentes de bien y toros bravos.
Y entre ellas Isla Terceira, el último paraíso.