Pedro Gutierrez Moya; El Niño de la Capea es uno de los mejores toreros del último tercio del siglo XX. De origen humilde supo desde muy joven que no quería pasar penurias y se hizo torero para salir de la escasez.Su fulgurante carrera le llevó a ser figura pronto. Tenacidad, raza y constancia. Sus armas para escalar a lo más alto y mantenerse durante décadas como gran figura del toreo. Un torero muy inteligente que pronto veía los toros. Con gran poderío y temple dominaba todas las embestidas. Y las tardes que había que apretar lo hacía olvidándose de todo. Como aquel 4 de Junio de 1985 en Las Ventas con el fiero ensabanao de Manolo González donde firmó una de las faenas mas emocionantes de la historia de la plaza. La encerrona con seis victorinos en 1988 fue otra tarde memorable donde instrumentó unos naturales que aún no han acabado. El Capea no lo tuvo nunca facil. Siempre tenía que demostrar y defender su status de figura y siempre triunfaba. Cuando empezó con las figuras de otra época competía con una entrega total. Y luego con los contemporáneos que fueron los Dámaso, Manzanares, Espartaco, Robles, Ojeda, Ortega Cano o Roberto Domínguez se batía el cobre saliendo triunfante.
Una carrera ejemplar de un torero grandioso. Su amor al toro no quedó en el traje de luces. Con tan solo dos años de alternativa compró una ganadería. Los "murubes" de Urquijo. En Salamanca, tierra de ganaderos, se reían de él. Cuando lo de "atanasio" era lo que estaba de moda, comprar murubes levantaba dudas y chacotas. También le decían que un torero jamás sería buen ganadero.
Pues bien, el tiempo pasó. Fue aumentando el hato de cabezas y de fincas. Creó tres hierros en total. El Capea, Pedro y Verónica Gutiérrez Lorenzo y San Pelayo. A la finca original de Espino Rapado en Salamanca sumó otra en Badajoz. Sus toros empezaron a triunfar en el toreo a pie. La calidad de los urquijos se vio depurada en sus manos. Y en años posteriores se convirtieron estas vacadas en las predilectas de las figuras del rejoneo siendo imprescindible en todas y cada una de las plazas de primera en las corridas del arte de "marialva".
Callaron los que no presagiaban un futuro en el Capea-ganadero. Su ganadería en tres décadas es una de las más importantes del panorama actual. Un mérito tremendo. Venir de abajo y mantenerse en la cima. Como hizo de matador lo ha conseguido como criador. Y además ha salvado un encaste casi desaparecido que muchos daban por muerto. Doble mérito. Mas listo que el hambre y mas tenaz que una hormiga. Asi es el Niño de la Capea.
Y es que detrás de este éxito hay un esfuerzo y un gran esmero en la cría del toro bravo. Recorrer los cercados de Espino Rapado en San Pelayo de Guareña (Salamanca) es un placer auténtico. Cercados impolutos, encinas limpias y animales lustrosos y bien criados que campan a sus anchas por la amplia dehesa. Así crían los Capea a sus murubes. Pedro JR. atiende con trabajo y esfuerzo las labores bajo la dirección del sabio maestro. Compagina su profesión como matador de toros con su ganadería. Desbordante amabilidad, simpatía y educación para los visitantes a los que hace sentirse como en su casa.
Con estos mimbres y con la lección bien aprendida los vástagos Pedro y Verónica aseguran la continuidad de este encaste "ya propio" siguiendo la linea magistral del viejo Capea.
Recientemente han abierto su explotación a las visitas de aficionados. Una excelente iniciativa y oportunidad para poder conocer como se crían los toros con amor y dedicación. Visitar la finca es un placer y una alegría para los sentidos.
El paraíso de la familia Gutiérrez Moya está a solo 30 kms. de la capital del Tormes. Y allí padre e hijo vigilan con celo y esfuerzo un legado para la tauromaquia y para la ecología. Allí reposa el guerrero que tantas batallas libró en los ruedos y no poca sangre derramó para conseguir lo que soñaba cuando las carencias familiares apremiaban. De la infancia a la madurez. Y un patrimonio conseguido y ahora preservado y disfrutado son el resultado de toda una vida de entrega. Enhorabuena Maestro.
Atardece sobre Espino Rapado una fría tarde de Diciembre. Es dia 4. Hoy cumpliría 70 años Julio Robles. El rival, compañero y amigo del alma del torero de Chamberí. Se pone el sol, brilla la hierba, reluce el agua del pantano que abastece toda la finca. Un atardecer lleno de melancolía y también de futuro. Merece la pena sentir esa paz y en ese lugar. Es sin duda el Santuario de los Capea un lugar para ser feliz...