Después de casi dos años de parón por el virus chino la tauromaquia había entrado en "cuidados intensivos" a principios de esta temporada. Ni Fallas, ni San Isidro, ni feria de Abril ni San Fermín.
Las enésimas olas víricas, reales o inventadas, asolaban cada feria del calendario con el desprecio e indiferencia de muchas administraciones y no pocos "taurinos" nefastos y casposos que solo querían saber de billetes y beneficios sin importarles un comino que lo que les daba de comer estuviese acabado.
Los dichosos aforos de este país dividido en diecisiete partes, las "restricciones" absurdas no permitían montar corridas y ferias. La presión de la prensa vendida al antitaurinismo, la política antitaurina de muchas comunidades y la caspa que parasita el empresariado rancio hacián de cómplices y verdugos de la Fiesta Nacional.
Lo cierto es que jamás ha estado este espectáculo tan amenazado con la desaparición. La situación angustiosa de muchas ganaderías y muchos profesionales que viven de este sector es muy preocupante. Esta etapa oscura de nuevo orden coronavírico ha cogido al sector mas desunido que nunca y con cánceres internos que hay que extirpar. Acabamos de ver una pelea de bajos fondos en torno a la feria de Villaseca entre los banderilleros. Enfrentados por cuatro perras y haciendo huelgas y boicots. Otra vez la verdadera cara de unos y otros. Son muchos los enemigos que tiene dentro el toreo. Los de fuera hacen mas ruido y los internos mucho daño irreparable.
El verano ha traído una subida importante de festejos en plazas de menor entidad. Algunos nuevos empresarios no contaminados en clanes mafiosos y con ganas e ilusión por dar toros han captado mucho interés con sus carteles. Y la gente está respondiendo. Hay ganas de ver toros. De disfrutar de nuestra tradición , cultura y afición.
Se empieza a ver mucha gente joven en los toros. Los abonos a precios atractivos dirigidos a los futuros o neófitos aficionados está dando resultados. Hay renovación si se atrae a ese público con oferta y diversión. Esto tiene una gran potencia y una fuerza colosal. Parece mentira que aun los casposos no hayan hecho nada por salvar la tauromaquia de las últimas boqueadas.
La idea es aprovechar las plazas para atraer juventud taurina y no para montar espectáculos de poco gusto y bajo nivel que nada tienen que ver con el toreo.
Cuando Román o Gonzalo Caballero se debatían entre la vida y la muerte en una mesa de quirófano tras terribles cornadas se apagaron las luces de la fiesta en las barras y terrazas. Eso demuestra afición por parte de la empresa que organiza esta interesante parte lúdica; Brindis Events. Al frente me consta que hay un buen empresario trabajador y buen aficionado. José Tomás Pérez ; un gran relaciones públicas y que además torea muy bien . Con conocimiento, ilusión y afición se puede cambiar esto. Y si los políticos tuvieran la mitad de afición y apoyo; esto se iba hacia arriba.
Hay renuevo y mimbres para el futuro si se hacen las cosas con buen gusto y rectitud. Menos carpas y mas festejos. Mas toros y menos usar las plazas para eventos no taurinos.
Con respeto a las plazas y a sus instalaciones se puede hacer que la juventud se enganche y socialice para arraigar la afición y las ganas de volver a los toros. Esto ya se hace en Las Ventas con el máximo respeto y seguridad.
Atraer nueva gente que rompa el tabú de "ir a los toros" y disfrute de una tarde de toros en Las Ventas con un rato de ocio es el objetivo. Generar afición dentro del templo sagrado es una gran iniciativa.
Hay que doblegar a los rancios de dentro que han arrumbado esta gloriosa cultura. Y los políticos que no hagan nada, que es lo suyo. Pero que no interfieran permitan
que la gente con ideas, ilusiones y amor por los toros hagan el futuro viable. Hay cientos de ideas y proyectos. Merece la pena defender nuestra cultura y tradiciónes en estos tiempos de globalismo terrorista.
Dejen a los que quieren. Si no estaremos muertos muy pronto.