Después de veintidós tardes de San Isidro salió un toro bravo de verdad. Volvían los ibanes y había esperanzas en que saltara alguno bravo. Después de casi un mes de toros bajos de raza y escasa bravura los ánimos del aficionado estaban por los suelos respecto al toro.
Del santuario de "El Campillo" venia la siempre esperada corrida de Baltasar Ibán.
Magnífica presentación y variado pelaje. Lustrosos y bien criados. Una corrida guapa.
El primero fue noble y humillador. Con calidad pero las fuerzas justas aunque peleó con bravura en el jaco. A este si lo midieron con la puya. Iván Vicente porfió con gusto e intermitencia.
Su segundo fue un cinqueño que hizo cuarto con dos puñales y una casta inusual en estos días. Toro agresivo y con guasa. Áspero pero con un sitio donde escondía embestidas. Iván no pasó la raya y los enganchones, desarmes y las dudas arreciaron la violencia del Ibán que no era tonto y desarrolló hasta acabar con todos los capotes rotos de los peones de Vicente que pasaron un quinario. Un toro duro y fiero al que costó descabellar. Vendió cara su muerte. Hasta respeto inspiró muerto.Un toro y punto.
En el lote de Victor Barrio cayó un colorado, chico, precioso y astifino algo escurrido con respecto a los demás. Un toro repetidor y bueno. Mal tratado por trapazos destemplados. Eso descompuso al Iban con algún cabezazo. Barrio desbordado pajareó inquieto. Los enganchones y el paso para atrás fueron la tónica de su faena. Y su colocación más allá del perfil. Una pena. Un buen toro que se fue con las orejas y sin torear. Un toro de claro triunfo que descubrió a un torero con negro futuro.
El sexto otro colorado serio y fuerte se vino abajo después de un tercio de varas terrorífico. Le dieron a modo. Barrio no estaba para pelear. Ni quiso ni pudo. La lluvia y el frio se apoderaron de la tarde y a ese sexto no le vimos porque le asesinaron.
Ya había pasado lo mismo en el quinto. Otro cinqueño de imponente arboladura y embestidas potentes. Daba miedo. Imponía un respeto que nunca debió de perder el toro de lidia. Le asesinaron impúdicamente en el caballo. Tapándole la salida para zurrarle sin piedad. Puyazos caídos y a mansalva. Se acabó el toro tras una voltereta espeluznante a Alberto Aguilar que salvó la cornada de puro milagro. Ahí se rajó el toro al que no pudo nada mas que hacérsele media faena. La sangre le llegaba a la penca del rabo y hasta allí llegó. Un crimen con responsables y sin culpa. ¿Cuándo va a intervenir la autoridad? Luego dirán que el toro no tuvo finales y esas bobadas. Lo que no tuvo final fue la hemorragia de las puyas en la paletilla.
CAMARIN, NUM.37; 560 KGS. |
Pero el capítulo mas extraordinario de la tarde fue la lidia del segundo toro. Camarín de 560 kgs. fue un toro bajo y serio. Y guapo. De bellas hechuras. Salió alegre repitiendo con codicia en los vuelos capoteros acelerados de Aguilar. Acudía de lejos a donde le llamaban con un galope hermoso. Una humillación fuera de serie y un tranco excelente. Rematando en los burladeros.
Aguilar hizo un quite variado y vibrante. El Ibán no perdía detalle. La alegría de la embestida al caballo fue soberbia. Recto como una vela empujó en el peto con riñones y desbordante bravura. En los dos puyazos.
Se presagiaba faena grande. Y hubo una actuación entregada de Aguilar. Pasajes buenos con la mano derecha y otros zurdos. Pero se amontonó y a veces ahogó la boyante embestida. Embestía incansable con codicia, clase , fijeza y nobleza, mucha nobleza. Por abajo de rebozaba queriéndose comer la muleta. Pedía estar cruzado y distancia. Aguilar no lo vió del todo. Faena irregular.
Tras un estoconazo de ley de la que salió trompicado el torero; vimos morir al Ibán como mueren los bravos. Con su boca cerrada y aguantando de pie con la raza selecta que lleva esta sangre. Era un toro de vuelta al ruedo. Se pidió por muchos espectadores. Oreja concedida. El mejor de la feria y de muchas ferias. El presidente hizo el ridículo mas absoluto. Pésimo aficionado. Ese toro mereció un premio. La ovación en el arrastre fue apoteósica, con sabor a arrastre lento de vuelta. Se lo ganó, oiga!
Volvieron los toros bravos a Las Ventas. Una corrida encastada y muy completa con un toro de vacas. Por fin vimos toros rematando en los burladeros y con casta brava . Aunque asesinaron a dos en la tanqueta. Ayer salió la mejor corrida de San Isidro 2016. Asi de claro...