Saúl Jiménez Fortes ahora Fortes en los carteles ,vuelve a ser noticia de nuevo por una cornada. Esta vez en Santander. Ayer cazado contra las tablas en una fea cogida que pudo tener horribles consecuencias. Afortunadamente sin excesiva gravedad y un pronóstico reservado.
Pero llueve sobre mojado. Este torero salvó la vida con dos cornadas terribles en 2015 , ambas en el cuello. Una en Madrid en Mayo y otra en Agosto en Vitigudino. Pudo morir en ambas. La segunda fue terrorífica y muy grave pero salió adelante.
Su espigado cuerpo soporta muchas cornadas ya. Demasiadas. Y la gloria no llega. Es extraño que en cada actuación suya no vuele por los aires o acabe en el suelo a merced de los pitones. Y es que el toreo es para listos.
Saúl sigue empeñado en llegar a figura o a estar en las ferias. Se ha levantado de tabacazos tremendos y se sigue poniendo de verdad y con una quietud escalofriante delante de los toros. Pero torear es algo más. Su técnica no es la más depurada y por eso le sorprenden tanto los animales. Empeñado en no moverse pierde la vertical para acabar pisoteado con demasiada frecuencia. No sé quien le asesora artísticamente o técnicamente pero parece que la reflexión y el sentido común van por caminos opuestos a la carrera de este malagueño.
Realmente es heroico lo que ha conseguido después de tanto dolor y tanto flirteo con la muerte. Pero a bruto siempre gana un toro. Y además el sistema imperante tampoco está premiando sus ímprobos esfuerzos en la plaza y su inmolación diaria.
Es como para pensárselo creo yo. Tantas heridas para tan poca recompensa invitan al análisis detenido de qué está pasando con Fortes.
No está tocado por la varita del arte pero torea con temple. Su movilidad de piernas no le ayudan demasiado y a veces se le nota torpón en los movimientos lo que le merma en la huida de ahí que sea cazado en demasía.
La entrega de Fortes a la profesión ha sido muy superior a lo que el toreo le ha dado. Mucha sangre derramada y poca gloria. Mas trabajo ha dado él a los cirujanos y más tila ha vendido en los tendidos que reconocimiento o caché ha recibido.
En Madrid en San Isidro heló tanto el animo del público que apenas aplaudieron un comienzo de faena de infarto y de rodillas en el mismo centro del ruedo. Su paso por Madrid fue heroico y admirable pero no le hicieron ni caso.
Imagino esa cabeza como una olla a presión y esa cara de ausencia en los patios de cuadrillas con la mirada perdida en la incertidumbre delatan la necesidad de salír a morir cada tarde.
Ser torero no solo se consigue a base de cojones. A Fortes le sobran para dar y repartir. Tal vez necesite aprender el oficio y convencerse que el toreo no es un suicidio.
El futuro nos desvelará el resultado. Solo deseo lo mejor para este aguerrido y heroico matador. Y que Dios no permita que entre en la historia del toreo en una caja de pino. Ya se ha inmolado suficientes veces y ha jugado muchas veces con la muerte.
El toreo es muy serio y aquí se puede morir en un segundo.