La cara horrible de la plaza de Las
Ventas está protagonizada por un sector de santones no
necesariamente sentados en el tendido 7, que se erigen en sumos
sacerdotes en el templo de la Tauromaquia mundial.
Y esta primera semana de San Isidro se
están haciendo notar mas de la cuenta. Ayer sin ir más lejos
reventaron a El Fandi que toreó con temple y largura a un toro de
Fuente Ymbro. Entregada actuación del granadino en todos los tercios
, al que pitaron , insultaron y despreciaron mientras toreaba como
mandan los cánones dentro de su estilo personal. Tras una petición
;rozando la mayoria o pasandola; no concedida fue pitado por muchos
por salir a saludar al tercio. Y es que solo los consentidos tienen
patente de corso para los sabiondos juzgadores. Aplaudir algo a El
Fandi va contra las normas. Decirle que es muy malo y gritarle en
plena faena es lo correcto.
En cambio aplaudir a Curro Diaz es de
buen aficionado. Jalearle y dar olés antes del que el toro le meta
la cabeza en los trastos es lo obligado. Callarse cuando desperdicia
un toro bravo al que dejó marchar enterito sin dominar ni cuajar,
fue lo que dictó el sanedrín. O tapar los fracasos de sus toreros o
ganaderias que apadrinan sin discusión y machacar sin piedad a los
de la “lista negra”.
Abroncar a David Mora con gran crueldad
en su pésima tarde de tres avisos fue otro detalle de lo envilecidos
que están algunos. Un torero que hace solo tres años casi deja su
vida en esta plaza. Una sensibilidad magnífica. Desmemoriados
desalmados.
Y es que este fenómeno no es nuevo. Es la parte oscura de la plaza venteña. Existe desde el principio de los tiempos. Aquellos en los que Joselito y Belmonte compartieron amargados la cascada de insultos y censuras en una tarde de 1920 mientras decidian que en Madrid iban a dejar de torear visto el estado de las cosas.
Es la parte negra de la sociedad española, sectaria, intolerante y maleducada. Es el reflejo del complejo de inferioridad y la mediocridad. El ejercicio de ignorancia y desconocimiento. Una exhibición de falta de sensibilidad y de mal gusto.
Estos detalles son también; la plaza
de Madrid. La que dicen primera del mundo. Comportamientos asi no
engrandecen la categoria de Las Ventas.
Hace tiempo que impera en esta
perturbada sociedad la vileza y la falta de respeto por cualquier
cosa. Una plaza de toros es un reflejo de como está un pueblo. Ya lo dijo el
gran Ortega y Gassett.
Madrid; cualquier tiempo pasado fue mejor.. Habia mas
clase en sus tendidos. Y mas entendidos. Muchos mas que ahora. Mas
categoria y mas señorio. Hoy queda muy poco de aquello. Público
cambiante que no sabe de nada y otra parte mas pequeña liderada por
unos caudillos resentidos y acomplejados que vomitan sus fobias y
filias por doquier. Asi está esto.
El respeto debería ser algo normal, es decir una norma de vida. Lo imposible es que todos tengamos un mismo concepto de los términos. Toda profesión, guste o no, tiene una responsabilidad y la de poner tu vida en riesgo para vivir es muy. muy respetable.
ResponderEliminar